Ay, ay, ay!...
Ay, ay, ay!...
Por la noche se oía,
en la lejanía,
ayes de dolor...
Ay, ay, ay!...
Ay, ay, ay!...
Y el eco repetía
la queja sombría
de un fatal amor.
En la paz nocturnal, silente,
en que el campo parece tumba,
el lamento tenue retumba
sin cesar, muy tristón, hiriente;
luego un buho, de cuando en cuando,
lanza su tétrico graznido
que al oírse deja oprimido
de pesares el corazón.
Ay, ay, ay!...
Ay, ay, ay!...
Aquella almita en pena
los aires ahí llena,
con su evocación.
Ay, ay, ay!...
Ay, ay, ay!...
En la noche serena,
parece una quena
su lamentación.
En la arista del monte, un día,
sobre unas matas estirado,
al pobre indio lo han hallado
que lloraba en su agonía;
por sus males le preguntaron,
y al hablar, tristemente dijo:
Ella se fue llevando a mi hijo...
Por mi cacique moriré!
Tenha acesso a benefícios exclusivos no App e no Site
Chega de anúncios
Badges exclusivas
Mais recursos no app do Afinador
Atendimento Prioritário
Aumente seu limite de lista
Ajude a produzir mais conteúdo